México de cara a la cuarta revolución industrial

Tecnología

El impulso de una Industria 4.0 debe venir acompañado positivamente por un apoyo técnico y, por ende, del crecimiento tecnológico, opina Dionisio Castillo.

 Hace unas semanas la iniciativa privada, sector público y representantes de la academia – científica, literaria o artística, establecida con autoridad pública – se unieron durante el anuncio de una nueva política industrial del país, la cual desde hace unos 25 años no reflejaba grandes cambios y que hoy busca ser un referente para la innovación y transformación de ciertos sectores.

Debatir su relativa y pronta aplicación podría traer a la mesa un sinfín de aristas que debemos tomar en cuenta y en las cuales, el grueso de los empresarios mexicanos debemos participar para llegar a una buena y correcta implementación. Sin embargo, en esta ocasión me gustaría reflexionar en tres grandes rubros: el talento humano, la competitividad industrial y la igualdad económica–social.

Comencemos por la gente. Según el estudio de Deloitte, consultoría en asesoría financiera, a clientes públicos y privados de diversas industrias, Tendencias Globales en Capital Humano 2019. Liderando la Empresa Social: reinvención con un enfoque humano, los dirigentes debemos adoptar siempre un punto de vista matizado para perseguir objetivos comerciales tradicionales. ¿Qué debemos visualizar? El contexto, nuevas competencias críticas como: la conducción a través del cambio, la ambigüedad, la incertidumbre; así como la comprensión cada vez más profunda de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial.

Los resultados de dicho estudio, los cuales se obtienen a raíz de una encuesta, arrojan que el 84% de los participantes visualiza la necesidad de repensar la experiencia laboral para mejorar la productividad y deja ver que las empresas en México tienen una legítima preocupación por saber cómo acelerar el desarrollo de las personas, dado los cambios en la forma de trabajar generados por las nuevas tecnologías y de la transición a nuevos esquemas de colaboración.

Una minoría de participantes en dicho documento consideró que el rubro de la automatización implica reimaginar cómo se hace el trabajo, resultando de esto el hecho de que la cuarta revolución industrial nos alcanzó gracias al Internet de las Cosas, la nube, la integración de los datos y los sistemas de fabricación. Con este antecedente, la gran pregunta que debemos hacernos ante el nuevo decálogo se basa en qué papel debemos darle a la gente en esta apuesta industrial.

Esto nos lleva a la segunda reflexión. Si bien esta política puede representar el inicio – tardío para México – del boom de la industria 4.0, debemos apuntalar el crecimiento competitivo de los sectores involucrados (automotriz-autopartes, aeroespacial y eléctrico-electrónico) para colocar a nuestro país en una senda de desarrollo sustentable, fortalecer las cadenas productivas industriales y equilibrar el progreso por sectores y regiones.

Comencemos por la gente. Según el estudio de Deloitte, consultoría en asesoría financiera, a clientes públicos y privados de diversas industrias, Tendencias Globales en Capital Humano 2019. Liderando la Empresa Social: reinvención con un enfoque humano, los dirigentes debemos adoptar siempre un punto de vista matizado para perseguir objetivos comerciales tradicionales. ¿Qué debemos visualizar? El contexto, nuevas competencias críticas como: la conducción a través del cambio, la ambigüedad, la incertidumbre; así como la comprensión cada vez más profunda de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial.

Los resultados de dicho estudio, los cuales se obtienen a raíz de una encuesta, arrojan que el 84% de los participantes visualiza la necesidad de repensar la experiencia laboral para mejorar la productividad y deja ver que las empresas en México tienen una legítima preocupación por saber cómo acelerar el desarrollo de las personas, dado los cambios en la forma de trabajar generados por las nuevas tecnologías y de la transición a nuevos esquemas de colaboración.

Una minoría de participantes en dicho documento consideró que el rubro de la automatización implica reimaginar cómo se hace el trabajo, resultando de esto el hecho de que la cuarta revolución industrial nos alcanzó gracias al Internet de las Cosas, la nube, la integración de los datos y los sistemas de fabricación. Con este antecedente, la gran pregunta que debemos hacernos ante el nuevo decálogo se basa en qué papel debemos darle a la gente en esta apuesta industrial.

Esto nos lleva a la segunda reflexión. Si bien esta política puede representar el inicio – tardío para México – del boom de la industria 4.0, debemos apuntalar el crecimiento competitivo de los sectores involucrados (automotriz-autopartes, aeroespacial y eléctrico-electrónico) para colocar a nuestro país en una senda de desarrollo sustentable, fortalecer las cadenas productivas industriales y equilibrar el progreso por sectores y regiones.

Es importante tener claro que el impulso de una Industria 4.0 debe venir acompañado positivamente por un apoyo técnico y, por ende, del crecimiento tecnológico, sin que esto represente desplazamiento de empleos. Debemos hacer una integración diaria, pero evolucionar a la par, para que la transición sea a favor de la sociedad y del desenvolvimiento industrial.

Y ante este boom, ¿la brecha de desigualdad económica y social crecerá? La especulación podría darnos respuestas que parecerían certeras, pero es nuestro trabajo como líderes empresariales contener, a la par de que crecemos, que la bifurcación se extienda de más.

Empresarios, industrias y gobierno debemos abordar cómo aminorar la desigualdad en aquellas zonas del país que se encuentran ante un rezago económico y social, el cual, ante la apertura del mercado debería cambiar y dinamizarse a favor del crecimiento nacional e impacto regional.

Sin duda, para establecer lo anterior y, además, capitalizar hacia los dos puntos previos, debemos firmar un compromiso interno para impulsar la adecuada implementación de programas de formación profesional, capacitación continua y certificación de competencias para volver tangible el incremento de productividad y, por ende, impulsar la creación de empleos permanentes que en los últimos años se ha frenado.

Por ello siempre haré un llamado a que en la iniciativa privada tomemos un rol proactivo, enfocado y con una visión a un futuro próspero. Además, considerando que los trabajos que hoy existen serán diferentes en 10 años, la tecnología debe ser el elemento integrador que construya certeza ante las inminentes y necesarias actualizaciones de las políticas industriales, sociales y económicas por venir.

Fuente: Expansión

https://expansion.mx/opinion/2019/11/08/mexico-de-cara-a-la-cuarta-revolucion-industrial

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